18.8.11

David Trinidad


El funeral de la muñeca



Hay muchas maneras

en que una barbie puede

morir: las piernas masticadas, roto

el cuello, el pelo cortado

de raíz. Está

belleza falleció porque su

dueño le dejó

puestos sus aros

de perlas:

guardada en la oscuridad

por veinticinco años,

el metal sobre la goma

hasta dejar la mitad

de su cara verde –bruja mala

de perfil-

síndrome de oreja verde.

Y no es justo

que tenga que morir.

Esta es la chica que provocó

el resentimiento de mi amiga varonera,

la rivalidad de mi hermana, los celos

de mi mejor amigo. Esta

es la encantadora responsable

de inspirar el dolor –eterno,

inevitable- de ese chico

introvertido. Esta es la

hermosura que compré

en una tienda de muñecas,

el día en que mi madre

murió. Aunque había

preparado la casa de muñecas,

la había vestido y acomodado,

sabía que no

la tendría por mucho. La vendí

en ebay, ahora está en

alguna parte, perdida

en el mundo, la muerte

puesta en su mirada,

sobre sus labios rojos.



The Late Show (2007)
versión patricio grinberg



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